El maquillaje era su mayor aliado, ocultaba sus ojeras y su cansancio, a los ojos de los demás su rostro y su apariencia eran los de una persona jovial, feliz, normal... sin embargo sólo era una máscara artificial que ella misma había creado, que ella misma había construido poco a poco, dos capas de maquillaje si había llorado, tres capas si no había logrado conciliar el sueño. Rimel en los ojos y raya negra hacían que no se fijara nadie en sus pupilas rojas un buen pintalabios mejoraba el aspecto de unos labios agrietados.
Hacía tiempo que ya no lograba distinguir su sonrisa real de la falsa, empleaba tanto la segunda que a la primera casi no la recordaba...